jueves, 14 de julio de 2016

 ANDALUCÍA, TIERRA DE FRONTERA durante la PLENA EDAD MEDIA

El nacimiento de la frontera
Toda Andalucía especialmente el valle del Guadalquivir era considerado como una frontera. Se intentó que la frontera estuviera identificada por accidentes geográficos, pero esta no era siempre la misma porque cambiaba.
Hay también una frontera marítima por el Estrecho de Gibraltar hasta Estepona y el Mar de Alborán. Había piratas, comerciantes, pescadores.
La frontera de Granada no separa, sino que acerca a musulmanes y cristianos. Había una línea de fortificaciones militares, que hacían relaciones locales, violentas, pero sobre todo pacíficas. Dos estados diferentes. Los alfaqueques se dedicaban a su fe. También viven en la frontera comerciantes y campesinos. Andalucía es tierra de frontera.
Hubo un tiempo para la coexistencia de todos.
La conquista de Andalucía no suponía la creación de la frontera. Desde 1225 hasta la revuelta de 1364 no se puede hablar de una frontera administrativa. Con el reinado de Alfonso X los mudéjares andaluces no entraban en su modelo de Estado. La crónica de Alfonso X ya insiste que a fines de su reinado la frontera estaba bien definida. Ésta era una justificación para explicar la política del rey.
Fernán Sánchez de Valladolid dice que la población islámica tras la revuelta mudéjar está dominada por la población cristiana. A los moros se les tolera, pero se les margina.
Gobierno de la frontera
Ir a la frontera era ir a Andalucía. Desde 1253 el gobierno de la frontera o Andalucía estaba en manos del adelantado mayor. Organizaba la vida cotidiana de la frontera. Andalucía estaba fragmentada en reinos, esto se debe a los aspectos militares-fronterizos. El reino de Sevilla tenía 3 fronteras: dos con los musulmanes (la Campiña y el Guadalete, y el Estrecho de Gibraltar), y la frontera con Portugal. La frontera hace posible una sociedad nueva con un marcado carácter militar, esto va desde el XIII hasta el XV, los fueron distinguen a hidalgos, caballeros villanos y peones (lanceros, ballesteros, arqueros). Andalucía fue hasta fines del S. XIII tierra de libertad. Un modelo quizás demasiado moderno para su reino.

      Ocupación y defensa del territorio
Existencia de un derecho fronterizo que tiene diferencias con el castellano. La ocupación de los pobladores fue la defensa del territorio. En las villas de frontera se multiplicó el número de pobladores por un derecho nuevo, excepciones fiscales. También pago en recuas de pan. Este derecho fronterizo tenía también privilegios militares, paga salarios a alcaldes de fortalezas y soldados fronterizos.
El privilegio de homiciano apareció por 1ª vez en el fuero de Sepúlveda en 1076 y en Toledo en 1085 con Alfonso VI. En Alama, conquistada por sorpresa por la caballería sevillana, los homicianos tienen que estar sólo 6 meses.

      El sistema de fortificaciones
Una compleja red de fortificaciones, había un conjunto de sistemas. Las grandes ciudades del Guadalquivir actúan como centros logísticos. Además son frecuentes las apariciones de ciudades base Jerez (Guadalete), Carmona y Écija (Campiña sevillana), Úbeda y Baeza (Loma de Jaén).
Una segunda línea estaba en manos de señores. La primera línea eran pequeños castillos rurales de hábitat temporales, atalayas almenaras, su hábitat no es permanente. Torres góticas. Su misión era de intercomunicación para avisar del enemigo. Tenían un alcalde y una guarnición de soldados fronteros. La corona castellana mantenía estas guarniciones. Los Concejos y nobles estaban obligados a situar rondas (diurnas) y velas (nocturnas). Escuchas y guardas.
En la frontera hay también caminos que comunicaban con Granada.

      Instituciones de poder y gobierno
Fronteras señoriales, sobre todo en 2ª línea. En Jaén destaca el adelantamiento de los arzobispos de Toledo y órdenes militares. En Córdoba, los Fernández de Córdoba, Señores de Cabra, Aguilar de la Frontera. Todos eran de la familia Fernández de Córdoba. En Sevilla, el sector más Occidental estaba en manos de la Casa de Guzmán, la parte Central (la Campiña) en manos de los Duques de Arcos y Ponce de León y Señores de Marchena, la Parte Oriental era de los Duques de Ureña, sólo Alcántara mantuvo Estepa.

La guerra de la frontera
En su libro de los estados de D. Juan Manuel, decía que porqué había guerra entre cristianos y musulmanes.
Las poblaciones fronterizas son las que más sufrieron. Aunque en la frontera no hubo guerra total, nunca fueron guerras oficiales, sino negocios privados de fundamentales. Razzias, cabalgadas, saqueos… Es una situación de inseguridad cotidiana. La crónica menuda siempre hay incidentes armados. Era algo asumido por los hombres del Sur.
Uno de los símbolos más característicos de la violencia era el cautiverio. Los cautivos que aparecen por la actividad depredatorias de individuos especializados en la guerra: adalides, almogaraves, almocaderos. Son gente violenta y armada.
Se les consideraba malhechores porque en muchos casos podían romper la paz. Aún así cobraban un salario. En cautiverio caen campesinos, pastores, comerciantes, artesanos. Era objeto de venta como esclavo, o bien, si era sano y fuerte, su dueño lo alquilaba. Y si tenían fortuna suficiente eran objeto de canje. La mayoría de los castellanos no tenían esta suerte. Se les encerraba en corrales a la intemperie o en frías y húmedas mazmorras. Aunque había también particulares que sentían lástimas y se interesan por ellos para convertirlos en elches.
Había monjes mercedarios que iban por Granada con las limosnas conseguidas para pagar su cautiverio.
Los alfaqueques podían ser municipales, privados o incluso reales. Los Arias de Saavedra, señores de Castellar y del Viso, crean esto para que se rescaten a los nobles.

Para estos hombres, los milagros existían, entre ellos, los rescates de cautivos. Se escribían libros de milagros hechos por santos o por vírgenes. Se aprecia la realidad de la crudeza de las mazmorras granadinas.
Para los pobladores cristianos la imagen del musulmán suele parecer como enemigo. Aunque otras veces como vecino y como amigo, sobre todo al final ya de la reconquista. Lo que prevalece en la relación entre cristianos y musulmanes de inseguridad.
Un descrédito en las cortes era tener amistad con los moros. La superioridad cristiana decía que los musulmanes no tenían palabra de honor como caballeros.
El recelo afectaba incluso en los aspectos más domésticos.
Tampoco los cristianos cumplían sus palabras, muchos cristianos durante la guerra hicieron todo tipo de atrocidades. También hubo acciones de apostatas, cristianos que renegaban de su fe y se marchan hacia Granada.

Paz y consecuencias
Debieron existir muchos más períodos de paz que de guerra. No podemos pensar tampoco en una paz total. Esto nos lleva a pensar que la intolerancia religiosa no fue tan aguda. Había evidentemente treguas estatales. Para los que vivían en la frontera las treguas eran contactos vecinales. Las diferencias ideológicas y culturales eran impuestas por el poder. A fines del S. XV vecinos de Gibraltar arrendaban sus pastos a los vecinos de Casares, por ejemplo Huelma y Úbeda separadas por la frontera se escribían cartas de amistad para el intercambio de cautivos. Una serie de instituciones de poder y de comercio facilitaban las treguas, el alcalde entre moros y cristianos o juez de la frontera, personas que nombraban los monarcas de Castilla y Granada, que tenían inmunidad. Así eran los Fernández de Córdoba, los Rivera de Sevilla.
Los fieles del rastro eran individuos encargados de seguir las pistas, para que las represalias no fueran más allá. Cada consejo tenía fieles del rastro. Eran hombres conocedores del terreno, generalmente bilingües.
Los alfaqueques, oficio antiguo que ya aparece en las partidas de Alfonso X. Conocían la lengua y costumbres granadinas, llevaban sus enseñas y cartas. Los había municipales, reales y privados, cristianos y musulmanes. Se encargaban de la repatriación de los cautivos.
La paz restablecía las relaciones comerciales. Algunos productos no podían pasar a Granada como caballos, metales, trigo, armas…a no ser que llevaran autorización regia. Los alcaldes de la saca eran los encargados en estos puertos secos.
El contrabando era mucho más general. Se hacía en los castillos de la frontera y contaban con el beneplácito de los alcaldes de los castillos, a cambio de una comisión.

Las formas de alteridad
Los reyes aragoneses y granadinos mantenían una correspondencia en castellano.
La fiesta de S. Juan era celebrada por cristianos y musulmanes igualmente. Ambas culturas al fin y al cabo celebran el solsticio de verano.
Los cristianos aprecian la artesanía arandina. Desde la vestimenta, seda, lujo orientalizante. A la gente que venía del Norte todo esto le impresionaba.

Hubo desde luego influencias culturales. Castilla no comparte, sino que sustituye. No hay convivencia, sino coexistencia.

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